La decadencia del imperio estadounidense

Susurros de un imperio en declive resuenan por todo el mundo: ¿podría Estados
Unidos, alguna vez el titán indiscutible del poder, estar perdiendo su
control? A partir de 2025, los avances tecnológicos, los reveses geopolíticos
y las tensiones internas sugieren el fin de una era, desafiando los cimientos
mismos de la hegemonía estadounidense. El auge de la guerra asimétrica, el
resurgimiento de potencias rivales y una base interna en desmoronamiento
dibujan un panorama de una superpotencia en decadencia, tambaleándose al borde
de la historia.

Obsolescencia tecnológica y la revolución de los drones

Uno de los indicadores más evidentes del declive de Estados Unidos es su
rezago en adaptarse a los cambios tecnológicos que están redefiniendo la
guerra moderna. El auge de los drones y los misiles de precisión ha trastocado
el dominio tradicional de plataformas costosas y de alta tecnología, como los
aviones de combate. Un artículo de la MIT Technology Review de 2025 destaca
los avances de China en la tecnología de enjambres de drones, donde unidades
de bajo costo coordinadas por inteligencia artificial superan al costoso
programa F-35 de Estados Unidos, que tiene un precio por unidad de
aproximadamente 80 millones de dólares. Mientras tanto, el HESA Shahed 136 de
Irán, una munición merodeadora de 20,000 dólares, ha demostrado ser efectivo
contra las fuerzas estadounidenses y aliadas en el Mar Rojo, según lo
documentado en el informe de Armament Research Services de 2023. El ataque con
drones en Jordania en enero de 2024, que mató a tres soldados estadounidenses,
expuso vulnerabilidades en sistemas de defensa aérea como el Patriot,
abrumados por amenazas de bajo costo y alto volumen.

Esta brecha tecnológica refleja un error estratégico más profundo. El enfoque
del Departamento de Defensa de Estados Unidos en sistemas heredados, agravado
por retrasos en el programa Next Generation Air Dominance, lo ha dejado
rezagado frente a la producción de drones a escala industrial de China. Un
artículo de PBS News de 2024 sobre la carrera armamentística entre Estados
Unidos y China subraya este cambio, señalando que el Pentágono está luchando
por desarrollar drones económicos para contrarrestar las ambiciones
territoriales de Pekín. Sin embargo, la inercia burocrática y los recortes de
financiación sugieren que Estados Unidos ya no lidera la curva de innovación,
una característica distintiva de su antiguo estatus de superpotencia.

Retiro geopolítico y desafíos asimétricos

Los reveses geopolíticos erosionan aún más la dominación estadounidense. La
crisis del Mar Rojo, donde los ataques con drones de los hutíes obligaron a
una retirada temporal de portaaviones estadounidenses como el USS Dwight D.
Eisenhower a principios de 2025, ejemplifica esta vulnerabilidad. A pesar de
los ataques de represalia, el arsenal respaldado por Irán de los hutíes, que
incluye los drones Samad-3 y Wa’id con alcances de hasta 2,500 km, ha
mantenido la presión, destacando los límites de la supremacía naval
estadounidense en regiones disputadas. Esta retirada, aunque táctica, señala a
los adversarios que la guerra asimétrica puede neutralizar las ventajas
tradicionales de Estados Unidos.

El posible cierre del Estrecho de Ormuz por parte de Irán plantea una amenaza
aún más grave. Este estrecho maneja el 20% del petróleo mundial, y un bloqueo
podría disparar los precios del petróleo en un 20%, según lo proyectado por la
Agencia Internacional de Energía. La advertencia del secretario de Estado de
Estados Unidos, Marco Rubio, el 23 de junio de 2025, en Fox News, de que esto
sería “suicidio económico” para Irán, subraya la vulnerabilidad mutua, pero el
aumento de las exportaciones de petróleo de Irán a China sugiere que tiene
influencia. Estados Unidos, dependiente de la estabilidad económica global a
pesar de importar solo el 7% de su petróleo del Golfo, enfrenta un dilema:
tomar represalias y arriesgar una escalada, o ceder y perder influencia. Este
impasse refleja una superpotencia que ya no puede dictar términos.

Tensión económica y decadencia interna

Económicamente, Estados Unidos se tambalea bajo el peso de sus compromisos
globales. Los 1.2 mil millones de dólares gastados en defender el transporte
marítimo en el Mar Rojo en 2024 ilustran el costo insostenible de mantener la
dominación en el extranjero, especialmente cuando la infraestructura doméstica
se desmorona. El informe de la Heritage Foundation de 2025 sobre la
disminución de la fuerza militar estadounidense vincula esto con un colapso
más amplio de la autogobernanza, argumentando que una década de negligencia ha
dejado al ejército más débil que en cualquier momento de los últimos diez
años. El Índice de Vulnerabilidad Climática revela además cómo las
disparidades existentes, exacerbadas por el cambio climático, tensionan la
resiliencia social y económica, desviando recursos de la proyección global
hacia las crisis internas.

Internamente, la polarización política y una población descomprometida
amplifican este declive. La Heritage Foundation señala que las élites han
“abandonado a toda una generación de jóvenes”, reduciendo la disposición a
servir, mientras que un artículo de The Guardian de 2025 sobre el auge y la
caída de los imperios establece paralelismos con patrones históricos de
decadencia social. Con los precios al consumidor vulnerables a un posible
aumento de 0.50 dólares por galón en los precios de la gasolina debido a
interrupciones en Ormuz, el descontento económico podría desencadenar un
cambio de régimen.

El ascenso de los rivales y un mundo multipolar

A medida que Estados Unidos titubea, los rivales ascienden. Los enjambres de
drones de China y las iniciativas de cooperación espacial lo posicionan como
líder tecnológico y diplomático, mientras que sus lazos económicos con Irán
complican la estrategia estadounidense. Los ejercicios conjuntos de drones de
Rusia con China señalan un desafío coordinado. La Conferencia de la ONU sobre
Actividades Lunares Sostenibles de 2025 subraya cómo el espacio, un dominio
alguna vez dominado por la rivalidad entre Estados Unidos y la Unión
Soviética, ahora fomenta el multilateralismo, diluyendo el excepcionalismo
estadounidense.

Este cambio multipolar se alinea con los ciclos históricos. El análisis de The
Guardian sobre el auge y la caída de los imperios cita los conflictos globales
actuales como evidencia de un patrón, con Estados Unidos mostrando síntomas de
sobreextensión y decadencia interna.

Conclusión

Estados Unidos ya no es la superpotencia unipolar que alguna vez fue, con su
ventaja tecnológica embotada, su alcance geopolítico restringido y su
estabilidad económica amenazada por presiones internas y externas. El ascenso
de un mundo multipolar, liderado por China y otros, marca el fin de una era.
Como advierte la princesa Irulan en Dune de Frank Herbert: “Si la historia
nos enseña algo, es simplemente esto: toda revolución lleva dentro de sí las
semillas de su propia destrucción. Y los imperios que ascienden, algún día
caerán.” Para Estados Unidos, ese día puede haber llegado, su caída es un
testimonio de la naturaleza cíclica del poder.