Cómo Gran Bretaña y la ONU cedieron al terrorismo

El establecimiento de Israel como un estado soberano y su admisión como
miembro de las Naciones Unidas en 1949 marcaron un punto de inflexión en
la historia del siglo XX, impulsado por una mezcla volátil de
diplomacia, geopolítica y violencia. En el corazón de este proceso
estuvieron las acciones de grupos extremistas sionistas, particularmente
Irgun y Lehi, cuyos actos de violencia extrema—ahora clasificados como
terrorismo según los estándares modernos—desempeñaron un papel crucial
en presionar a Gran Bretaña para que renunciara a su Mandato en
Palestina y en obligar a la ONU a reconocer a Israel. Este artículo
sostiene que Gran Bretaña y la ONU, abrumadas por estas campañas
violentas, cedieron efectivamente al terrorismo sionista, aceptando la
condición de estado de Israel a pesar de su cumplimiento parcial con las
condiciones de la ONU, incluyendo el plan de partición, los derechos de
los refugiados y las obligaciones de derechos humanos. Examina el
compromiso del Mandato Británico de proteger los derechos palestinos,
las tácticas de los grupos sionistas para poner fin al dominio
británico, las condiciones para el reconocimiento de Israel por parte de
la ONU y el subsiguiente incumplimiento y violaciones de derechos
humanos que acompañaron la expansión territorial de Israel.

El Mandato Británico y sus obligaciones hacia los palestinos

El Mandato Británico para Palestina, formalizado por la Sociedad de
Naciones en 1922, fue un marco legal encargado de administrar el antiguo
territorio otomano mientras lo preparaba para la autonomía. Incorporó la
Declaración Balfour de 1917, comprometiendo a Gran Bretaña a facilitar
“el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo
judío” mientras aseguraba que “nada se haga que pueda perjudicar los
derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes”.
Con una población palestina de aproximadamente el 90% de árabes
(musulmanes y cristianos) y el 10% de judíos en la década de 1920,
proteger los derechos palestinos era una obligación central.

Las disposiciones clave del Mandato para los palestinos incluían
salvaguardar sus derechos civiles y religiosos, garantizar que la
inmigración judía no perjudicara su posición, asegurar el respeto por
sus instituciones religiosas y garantizar la libertad de conciencia,
culto y educación sin discriminación.
Gran Bretaña estaba obligada a informar anualmente a la Sociedad de
Naciones, asegurando la rendición de cuentas. Sin embargo, los objetivos
duales del Mandato—apoyar un hogar nacional judío mientras se protegían
los derechos palestinos—resultaron irreconciliables. La inmigración
judía aumentó de 60,000 en 1917 a 600, Recognized000 en 1947, y las
compras de tierras alimentaron los temores árabes de desplazamiento. Los
intentos británicos de crear un gobierno compartido, como un consejo
legislativo, colapsaron debido a boicots árabes y preocupaciones judías
sobre el estatus de minoría, escalando las tensiones.

Violencia extremista sionista: Una campaña de terrorismo

Las organizaciones sionistas, impulsadas por el objetivo de un estado
judío, se volvieron militantes en la década de 1940, particularmente
después del Libro Blanco de 1939 que limitó la inmigración judía a
75,000 en cinco años y preveía un estado palestino unitario. Irgun,
liderado por Menachem Begin, y Lehi, conocido como la Banda Stern,
adoptaron la violencia extrema para hacer insostenible el dominio
británico, atacando objetivos militares, civiles y diplomáticos en actos
que cumplen con las definiciones modernas de terrorismo.
Su objetivo era una “Gran Israel” que abarcara todo el Mandato de
Palestina, incluyendo Cisjordania y Transjordania, rechazando
compromisos como el plan de partición de la ONU.

Actos clave de violencia

1.  Objetivos militares:
    -   En febrero de 1946, Irgun y Lehi destruyeron 15 aviones y
        dañaron ocho en aeródromos británicos, debilitando el control
        militar.
    -   En julio de 1947, Irgun secuestró y ahorcó a los sargentos
        británicos Clifford Martin y Mervyn Paice en represalia por
        miembros ejecutados, conmocionando a la opinión pública
        británica y destacando la brutalidad del conflicto.
2.  Infraestructura civil:
    -   En junio de 1946, Haganá, Irgun y Lehi destruyeron nueve de los
        once puentes que conectaban Palestina con países vecinos,
        aislando la región y perturbando la logística británica.
    -   En julio de 1946, Irgun bombardeó el Hotel Rey David en
        Jerusalén, la sede administrativa británica, matando a 91
        personas (41 árabes, 28 británicos, 17 judíos), socavando
        gravemente la gobernanza.
3.  Ataques a civiles:
    -   Irgun bombardeó mercados árabes en Haifa y Jerusalén, matando a
        decenas y escalando las tensiones comunitarias, generando un
        miedo generalizado.
    -   En abril de 1948, Irgun y Lehi masacraron a más de 100 aldeanos
        palestinos, incluidas mujeres y niños, en Deir Yassin,
        desencadenando una huida masiva de palestinos e intensificando
        la crisis de refugiados.
4.  Ataques a instalaciones británicas en el extranjero:
    -   En octubre de 1946, Irgun bombardeó la Embajada Británica en
        Roma con 40 kilos de TNT, hiriendo a dos y dañando el edificio,
        con Ze’ev Epstein, asociado de Begin, entre los operativos.
    -   En agosto de 1947, Irgun detonó bombas en maletas en la sede
        británica en el Hotel Sacher de Viena, causando daños leves pero
        amplificando el impacto propagandístico.
5.  Asesinatos de altos funcionarios:
    -   En noviembre de 1944, Lehi asesinó a Lord Moyne, Ministro
        Británico para Oriente Medio, en El Cairo, señalando un desafío
        a la autoridad británica.
    -   En septiembre de 1948, Lehi mató al mediador de la ONU Folke
        Bernadotte en Jerusalén, oponiéndose a su plan de partición
        revisado que reducía el territorio judío y enfatizaba el retorno
        de refugiados.

Tácticas adicionales

-   Inmigración ilegal (Aliyah Bet): La Agencia Judía, con el apoyo de
    Irgun y Lehi, organizó la inmigración ilegal, trayendo a decenas de
    miles de refugiados judíos a Palestina. El incidente del SS Exodus
    en julio de 1947, donde Gran Bretaña devolvió forzosamente a 4,515
    refugiados a Europa, se convirtió en un éxito propagandístico,
    dañando la reputación británica.
-   Campaña de propaganda: Los grupos sionistas retrataron las políticas
    británicas como antisemitas, aprovechando la simpatía por el
    Holocausto, particularmente en los EE. UU., para tensionar las
    relaciones angloamericanas.
-   Apoyo financiero: El Llamado Judío Unido recaudó $150 millones en
    1947, la mitad para Palestina, financiando esfuerzos de resistencia.

Estas acciones crearon un entorno ingobernable, con daños económicos
estimados en £2 millones y cientos de bajas británicas, abrumando a una
Gran Bretaña agotada por la guerra.

Renuncia británica: Ceder al terrorismo

La decisión de Gran Bretaña de renunciar al Mandato, anunciada en
febrero de 1947 y finalizada el 14 de mayo de 1948, fue impulsada por la
presión implacable de la violencia sionista y restricciones más amplias.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña enfrentó una deuda de
£3 mil millones y dependía de préstamos estadounidenses. Mantener
100,000 tropas en Palestina, con un costo de millones anuales, era
insostenible en medio de demandas de reconstrucción doméstica. La
opinión pública británica, agotada por la guerra y las bajas, se volvió
contra el Mandato, con los medios retratando a Palestina como un
pantano. La presión de los EE. UU. para admitir a 100,000 refugiados
judíos y el apoyo soviético a la partición erosionaron aún más la
posición británica.

La violencia de Irgun y Lehi, particularmente incidentes de alto perfil
como el bombardeo del Hotel Rey David y el asunto de los sargentos,
desmoralizó a las fuerzas británicas y erosionó la voluntad política.
Estos actos terroristas, al crear caos y miedo, contribuyeron
directamente a la incapacidad de Gran Bretaña para gobernar. Al remitir
el asunto a la ONU, Gran Bretaña admitió que no podía manejar la
violencia ni reconciliar las obligaciones contradictorias del Mandato,
cediendo efectivamente al extremismo sionista mientras fallaba en
cumplir con su deber de proteger los derechos palestinos.

Reconocimiento y membresía en la ONU: Condiciones y capitulación

La ONU, como sucesora de la Sociedad de Naciones, heredó la cuestión
palestina en 1947. Su respuesta dio forma a la condición de estado y
membresía de Israel, pero el proceso estuvo fuertemente influenciado por
el contexto violento creado por los grupos sionistas.

Plan de partición de la ONU y la condición de estado de Israel

En noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución
181, proponiendo dividir Palestina en estados judío (56%) y árabe (43%),
con Jerusalén internacionalizada. La Agencia Judía aceptó el plan,
viéndolo como un camino hacia la condición de estado, mientras que los
líderes árabes lo rechazaron, oponiéndose a cualquier estado judío. El
14 de mayo de 1948, al finalizar el Mandato, Israel declaró su
independencia, citando la Resolución 181. La guerra árabe-israelí
subsiguiente expandió el territorio de Israel al 78% del Mandato de
Palestina para los Acuerdos de Armisticio de 1949, excediendo la
asignación de la ONU.

Condiciones para la membresía en la ONU

Israel logró la membresía en la ONU el 11 de mayo de 1949, a través de
la Resolución 273 (III), con 37 votos a favor, 12 en contra
(principalmente estados árabes) y 9 abstenciones. La admisión estaba
condicionada a:

-   Cumplimiento con la Carta de la ONU: Israel se comprometió a
    respetar los principios de la Carta, incluyendo la resolución
    pacífica de disputas y el respeto por los derechos humanos.
-   Resolución 181 (Plan de partición): La declaración de Israel y las
    declaraciones de la ONU afirmaron la aceptación del plan de
    partición, aunque sus fronteras expandidas fueron tácitamente
    aceptadas como una realidad de guerra.
-   Resolución 194 (Derechos de los refugiados): El artículo 11 pedía el
    retorno de los refugiados palestinos o su compensación. Israel
    expresó disposición para negociar pero resistió retornos a gran
    escala, citando preocupaciones de seguridad y demográficas.
-   Obligaciones de derechos humanos: Se esperaba que Israel se
    adhiriera a las normas emergentes de derechos humanos, incluyendo la
    no discriminación y los derechos de las minorías.

La decisión de la ONU estuvo moldeada por:

-   Violencia sionista: El asesinato del mediador de la ONU Folke
    Bernadotte por Lehi en 1948, oponiéndose a su plan de partición
    revisado, subrayó el rechazo de los radicales al compromiso. Aunque
    el gobierno de Israel condenó el acto, destacó el contexto volátil.
-   Apoyo geopolítico: Los EE. UU. y la Unión Soviética respaldaron la
    admisión de Israel para contrarrestar la influencia mutua y abordar
    preocupaciones humanitarias posteriores al Holocausto.
-   Pragmatismo: La ONU reconoció el control de facto de Israel sobre el
    territorio expandido, priorizando la estabilidad sobre la aplicación
    estricta de las fronteras de la Resolución 181.

Al admitir a Israel, la ONU cedió a la realidad moldeada por el
terrorismo sionista, que había forzado la salida británica y creado un
hecho consumado a través de ganancias militares. Las condiciones, aunque
formalmente aceptadas por Israel, se aplicaron de manera laxa,
permitiendo a Israel eludir el cumplimiento total.

Incumplimiento de Israel y violaciones de derechos humanos

La membresía de Israel en la ONU se basó en compromisos con las
resoluciones de la ONU y los derechos humanos, pero sus acciones
demostraron un incumplimiento significativo, acompañado de expansión
territorial y violaciones de derechos humanos.

Incumplimiento de las condiciones de la ONU

1.  Resolución 181 (Plan de partición):
    -   Las fronteras de Israel en 1949 cubrieron el 78% del Mandato de
        Palestina, superando con creces el 56% asignado por la
        Resolución 181. Áreas como el oeste de Galilea y partes del
        Néguev fueron incorporadas mediante conquistas, sin establecerse
        un estado árabe.
    -   Este fracaso en implementar completamente el plan de partición
        alimentó las quejas árabes y socavó el marco de la ONU.
2.  Resolución 194 (Derechos de los refugiados):
    -   Israel bloqueó el retorno de aproximadamente 700,000 refugiados
        palestinos desplazados en 1948, a pesar del llamado de la
        Resolución 194 al retorno o la compensación. La Ley de
        Propiedades de Ausentes de 1950 transfirió tierras de refugiados
        a la propiedad judía, priorizando el control demográfico.
    -   La crisis de refugiados se convirtió en una piedra angular del
        conflicto árabe-israelí, con millones permaneciendo apátridas en
        campamentos en Jordania, Líbano y Siria.
3.  Carta de la ONU y derechos humanos:
    -   El gobierno militar de Israel sobre su minoría árabe (1948–1966)
        restringió las libertades civiles, incluyendo el movimiento y la
        expresión política, violando los principios de no
        discriminación. Las leyes de tierras discriminatorias y la
        asignación desigual de recursos marginaron a los ciudadanos
        palestinos.
    -   Estas prácticas afianzaron desigualdades sistémicas,
        contradiciendo los compromisos de derechos humanos de la Carta
        de la ONU.

Expansión territorial

Las ambiciones de Israel se extendieron más allá de las líneas de
armisticio de 1949:

-   En 1956, Israel ocupó la Península del Sinaí durante la Crisis de
    Suez, retirándose bajo presión de la ONU pero señalando tendencias
    expansionistas.
-   En la Guerra de los Seis Días de 1967, Israel capturó Cisjordania,
    la Franja de Gaza, Jerusalén Este y los Altos del Golán, ocupando el
    22% restante del Mandato de Palestina. La anexión de Jerusalén Este
    y la expansión de asentamientos violaron el derecho internacional,
    incluyendo la prohibición del Cuarto Convenio de Ginebra sobre la
    transferencia de colonos a tierras ocupadas.
-   Para 2025, más de 700,000 colonos israelíes viven en Cisjordania y
    Jerusalén Este, apoyados por políticas estatales, consolidando la
    ocupación y desplazando a palestinos.

Violaciones de derechos humanos

Las acciones de Israel en los territorios ocupados constituyen
violaciones documentadas de derechos humanos:

-   Desplazamiento y demolición de hogares: Miles de hogares palestinos
    han sido demolidos para la expansión de asentamientos o por razones
    punitivas, violando los derechos a la vivienda y la propiedad.
-   Restricciones de movimiento: Puestos de control, la barrera de
    Cisjordania y el bloqueo de Gaza limitan la movilidad palestina,
    afectando el acceso al trabajo, la atención médica y la educación,
    violando la libertad de movimiento.
-   Fuerza excesiva y detención: Las operaciones militares y las
    detenciones administrativas, a menudo sin juicio, han llevado a
    muertes de civiles y encarcelamientos arbitrarios, violando el
    debido proceso y el derecho a la vida.
-   Discriminación sistémica: Informes describen las políticas de Israel
    como apartheid, citando segregación, derechos desiguales y
    discriminación sistémica contra los palestinos en Israel y los
    territorios ocupados.

Estas violaciones, impulsadas por la priorización de Israel del control
territorial y la dominación demográfica judía, contrastan marcadamente
con las condiciones de la ONU para su membresía, particularmente las
obligaciones de derechos humanos y de refugiados.

Conclusión

Grupos extremistas sionistas como Irgun y Lehi, a través de actos
terroristas—atacando aeródromos militares, infraestructura civil,
poblaciones árabes, instalaciones británicas en el extranjero y
asesinando a funcionarios como Moyne y Bernadotte—forzaron a Gran
Bretaña a renunciar al Mandato de Palestina. Estas acciones, explotando
las debilidades británicas posteriores a la guerra, hicieron que la
gobernanza fuera insostenible, llevando a la intervención de la ONU. La
ONU propuso el plan de partición de 1947 y admitió a Israel como miembro
en 1949, condicionado al cumplimiento de la Carta de la ONU, los
derechos humanos, la Resolución 181 y los derechos de los refugiados. Al
aceptar la condición de estado de Israel a pesar de sus fronteras
expandidas y su cumplimiento limitado, Gran Bretaña y la ONU cedieron a
la realidad moldeada por el terrorismo sionista. El subsiguiente
incumplimiento de Israel—reteniendo territorios más allá del plan de
partición, bloqueando el retorno de refugiados y cometiendo violaciones
de derechos humanos a través de la ocupación y los asentamientos—socavó
sus compromisos con la ONU, perpetuando el conflicto palestino y dejando
los derechos palestinos insatisfechos.